Mercados primarios
Los mercados primarios son un mecanismo financiero en los cuales se venden nuevas emisiones de un valor, como un bono o una acción, a potenciales compradores. Tal venta la hace la corporación o la agencia del gobierno que solicita fondos en préstamo. Un mercado secundario revende valores emitidos en forma previa. Dicho de otro modo, los mercados primarios facilitan la emisión de títulos o valores nuevos; mientras que, los mercados secundarios facilitan el intercambio de títulos existentes. Esta última operación permite la transferencia de la propiedad de los mismos.
Existe una variedad de títulos de deuda que tienen un mercado secundario; razón por la cual, los inversionistas, que inicialmente los adquieren en el mercado primario, no tienen que conservarlos hasta su vencimiento. Las transacciones en el mercado primario proporcionan fondos al emisor inicial de los valores; las transacciones en el mercado secundario no lo hacen.
Los mercados primarios de valores, a menudo, ocurren a puerta cerrada con los compradores iniciales; es por ello que no son muy conocidos entre el público general. La institución financiera que colabora con la venta inicial de valores en el mercado primario es la banca de inversión. Procedimiento realizado mediante la emisión de valores: primero, se cerciora del precio con el que valorará una corporación y, luego, los vende al público.
Mercados secundarios
Los ejemplos más conocidos de mercado secundario lo encontramos en la Bolsa de Valores de Nueva York y demás entidades estadounidenses. Recordemos que estas instituciones negocian valores previamente emitidos; aunque los mercados de bonos tienen en realidad un volumen de transacciones más grande. Conviene precisar, que los mercados de bono es donde se compran y venden los valores previamente emitidos por las principales corporaciones y el gobierno de Estados Unidos. Otros ejemplos de mercados secundarios son los mercados de divisas, los mercados a futuro y los mercados de opciones. Los corredores y los distribuidores de valores son cruciales para el buen funcionamiento de un mercado secundario.
El trabajo del corredor es servir como agente de inversión; son los responsables de acercar a los compradores con los vendedores en el mercado de valores. Por su parte, los distribuidores vinculan a los compradores y a los vendedores tranzando valores a los precios estipulados.
Para ilustrar mejor, digamos que una persona compra un valor en el mercado secundario; el vendedor recibe dinero a cambio del mismo, pero la corporación que lo emitió originalmente no adquiere ningún fondo nuevo. La corporación sólo adquiere fondos nuevos cuando sus valores se venden por primera vez en el mercado primario. No obstante, los mercados secundarios tienen dos funciones importantes: por un lado, hacen más fácil y más rápida la venta de estos instrumentos financieros; esto con el fin de obtener dinero en efectivo. Esto se traduce en instrumentos financieros líquidos, lo que produce que el aumento en la liquidez los vuelva deseables; en consecuencia, son más fáciles de vender por parte de la empresa emisora en el mercado primario. Por otro lado, determinan el precio del valor con el que la empresa emisora vende en el mercado primario.
Los inversionistas que compran valores en el mercado primario esperan pagar a la corporación emisora una cantidad no mayor al precio que el mercado secundario establecerá para este valor. Por cuanto, entre más alto sea éste en el mercado secundario, más alto será el precio que la empresa emisora reciba por un nuevo valor en el mercado primario. Esto traerá como resultado una mayor cantidad de capital financiero de retorno a la empresa emisora. En tanto, lo más relevante para las corporaciones que emiten valores son las condiciones en el mercado secundario. Es por esta razón que existen algunos textos como éste, que dedican secciones a los mercados financieros; pues la mayoría se concentran en el comportamiento de los mercados secundarios en lugar de los mercados primarios.