La creación de la máquina de coser significó una revolución, no solo para la industria textil; sino también para la forma como los consumidores accedían al mercado industrial. De este modo, la compañía Singer desarrolló y perfeccionño la máquina de coser; cambiando los estándares de la industria y aplicando técnicas administrativas y de mercadeo nunca antes vistas. No es de extrañar que se consolide como una empresa pionera en muchos sentidos.
La máquina de coser, como la conocemos hoy en día, es producto de la creación de un personaje muy peculiar: Isaac Merritt Singer; quien creó un imperio a partir de sus inventos, ideas y carisma.
El comienzo de un invento que cambió a la industria
Todo comenzó un poco antes de la Revolución Industrial, cuando Charles Frederick Wiesenthal en 1755 desarrolló y dio a conocer un artefacto que facilitaba el trabajo de costura. Este fue el inicio, muy rudimentario, de la máquina de coser.
Un modelo que permaneció por años, aun cuando el resultado no era del todo pulcro; hasta que, en 1846, Elias Howe apareció para mejorarlo. Howe patentó una máquina de coser de punta cerrada, que mejoraba su uso.
Mientras el mundo crecía con la Revolución Industrial, Singer se dedicaba a su pasión: la actuación. Al poco tiempo notó que no podía vivir solo del estrellato, por lo que se interesó en métodos más rápidos de hacer dinero.
En 1839, Isaac Singer consiguió patentar su primer invento: una máquina para perforar rocas. Vendió esta patente por 2000 dólares, con los cuales abrió una pequeña compañía de teatro. Con esta viajó durante cinco años por todo Estados Unidos, como parte de la gira teatral; es decir, su sueño se hacía realidad.
Máquina de coser Singer: modelos que marcaban una diferencia
El tiempo pasaba y el dinero llegó a su fin. Durante los cinco años que duró la temporada, Singer estuvo gestando otros inventos que lo ayudaran a recuperarse económicamente. Así patentó y desarrolló otra máquina, esta vez hecha para tallar metal y madera.
Tiempo después, Singer fue contratado para que revisara el pequeño tesoro que guardaba Orson C. Phelps en su propiedad. Allí encontró unas máquinas de coser, patentadas bajo el nombre de John A. Lerow. Dichos aparatos aún no tenían las innovaciones necesarias para ser de fácil uso. Después de 11 días de arduo trabajo y de una inversión de 40 dólares; logró dar con el modelo de la primera máquina de coser Singer, patentada en 1951.
Las innovaciones al aparato original fueron: la implementación del funcionamiento por pedal; y la capacidad de coser 900 puntadas por minuto. Pronto, Elias Howe se percató del parecido de su invención con la máquina de coser Singer; así que la denuncia no tardó en llegar. Howe ganó la demanda; pero entre los largos procesos legales, Isaac Singer ya había implementado muchas mejoras al modelo original.
Singer para todos
Ese mismo año se creó la compañía IM Singer & Co., el comienzo de un largo ascenso a la cima, lleno de grandes logros y muy pocos fracasos. En poco tiempo la compañía ya vendía cada unidad por un costo de 100 dólares cada una.
Singer se concentraba en la venta de máquinas de coser para las mujeres; intentando que fueran atractivas y de fácil uso. Las promocionaba para la creación de ropa, pero también para la decoración del hogar. Sin embargo, las primeras ventas se vieron opacadas por figuras puritanas que señalaban como problemático que una dama trabajara con maquinaria, tanto en su hogar como en una fábrica.

Ante esta situación el ingenioso socio de Singer, Edward Clark; creó una eficaz estrategia de mercadeo para apaciguar las opiniones de las personas más conservadoras. Clark vendió a mitad de precio las máquinas de coser Singer a las esposas de los pastores de iglesias. Así demostró que no existía problema alguno en que la mujer usara estos artefactos.
Primera empresa en internacionalizarse a gran escala
Lo práctico, versátil y la facilidad para el uso doméstico fue lo que catapultó las ventas de la máquina de coser Singer. Para el año de 1854, la compañía pudo abrir una planta de producción en Nueva York. Por esta época, el nombre de la empresa cambió a Singer Manufacturing Company.
El dúo Clark-Singer, inconformes con los límites geográficos, deciden expandirse internacionalmente, llevándola a Francia; lugar donde la máquina de coser Singer gana el primer premio en la Exposición Universal de París. Con esta victoria se convierte en la primera compañía mundial en el ámbito de la costura.
Lo que hoy en día conocemos como mercadeo, para la época era una práctica poco común; pero la compañía Singer tenía muchas ideas para vender sus productos, de la manera como fuera posible.
Líder en mercadeo
Aunque las ventas eran buenas, y el consumidor ya estaba familiarizado con el producto; a Edward Clark se le ocurrió una idea revolucionaria: ser la primera compañía en proponer un sistema de alquiler con posibilidad de compra. Un modelo de negocios que facilitaba la compra de una máquina de coser Singer a aquellas personas que no disponían del monto total en su momento.
La venta de máquinas de coser no se enfocaba solo en promocionar el producto; también consistía en vender posibilidades de crecimiento económico. El artefacto era un modo de ascender a mejores condiciones monetarias; ya que representaba una forma de producción desde el hogar.
Para complementar las ventajas de tener una máquina de coser; Clark implementó un sistema de ventas a domicilio. Luego mejoró dicho modelo, ofreciendo a sus potenciales compradores una especie de red de franquicias; en la que cambiarían los modelos viejos por unos más nuevos.
Las innovaciones tecnológicas en sus máquinas de coser iban a la par con las mejoras en cuanto a mercadeo y ventas. La empresa se convirtió en pionera en cuanto a modelos de negocios; que hoy en día se siguen usando y estudiando.
Máquinas para las mujeres
Las mujeres eran el foco principal para las ventas de máquinas de coser Singer. Así lo había plantado su fundador. Con la intención de atraer a más clientas, la compañía contrató a modelos jóvenes que hicieran demostraciones de uso con las máquinas en exhibición en las tiendas de Nueva York y otros estados.
La estrategia fue un éxito total. Las ventas tuvieron un incremento exponencial para el año de 1857. El año siguiente se creó la primera máquina de coser de uso completamente doméstico; con ventas anuales de 3000 unidades.
Singer Manufacturing Company logró lo que ninguna empresa del campo había logrado; que sus ventas internacionales superaran las de su país de origen. En 1863 la compañía tenía en su haber 22 patentes; y vendía un aproximado de 20.000 máquinas de coser.
Con fama internacional, y fábricas en distintos países, Isaac Singer muere a la edad de 63 años, en 1875. Sin embargo, su fallecimiento no supone ningún bache en el camino para el desarrollo de su empresa; que sigue creciendo de forma acelerada.
La máquina de coser Singer, el producto del siglo XX
El mundo se expandía con las nuevas tecnologías; la máquina de coser Singer no se quedaba atrás. En 1889 la empresa se alzó con el logro de producir la primera máquina de coser eléctrica. Sin embargo, nueve años antes ya se había creado la máquina con motor eléctrico Edison; innovación que le valió 500.000 unidades de ventas.
Nada podía detener a la innovadora sociedad. Para 1962, el 80% del mercado de artefactos de coser en el mundo era de la Singer Company, un cambio de nombre que se realizó en ese mismo año. El tiempo pasó y la máquina de coser Singer se posicionó como la número uno en el mercado. En todas sus versiones, actualizaciones y mejoras rompió récord de ventas.
En 1971 la Singer Company obtenía ganancias de 2.500 millones de dólares. Esto la convirtió en la primera empresa de máquinas de coser del siglo XX. Sus logros no solo están enfocados en los inventos y desarrollos tecnológicos; sino también en sus técnicas de producción en masas, junto con la forma como se introdujeron en el mercado. Todo lo anterior le valió el título de empresa fundacional de la era industrial.