Podemos definir al mercado como un mecanismo de interacción entre compradores y vendedores, con el fin de fijar precios e intercambiar bienes y servicios. En muchos países desarrollados la mayoría de las decisiones económicas se resuelven a través del mercado.
En una economía de mercado existen tres cuestionamientos fundamentales por resolver: el qué, el cómo y el para quién producir. Nos parece increíble pero en las economías de mercado ninguna persona en particular, ni organización, ni siquiera el estado, son los responsables de resolver estas interrogantes. La respuesta depende de los millones de consumidores y de empresas que realizan intercambios voluntarios. Estos intercambios surgen con la intención de mejorar su propia condición; además, están coordinadas de una manera indivisible por un sistema de precios y de mercado.
Lo anterior funciona como un mecanismo de comunicación donde se reúnen los conocimientos y actividades de las diferentes sociedades, resuelve los problemas de producción y de distribución; factor este en los que intervienen variables y relaciones desconocidas. Un mercado puede estar centralizado, como el mercado de valores; o descentralizado como el de trabajo, incluso, podemos referir el electrónico como se observa ampliamente hoy en día.
En un sistema de mercado todo tiene un precio, lo cual trasmite señales a los consumidores y a los productores. Si los consumidores desean obtener una mayor cantidad de un bien, el precio del producto sube y envía una señal a los productores para aumentar la oferta. Esta decisión genera un alza en los precios lo que tiende a reducir las compras de los consumidores y a fomentar la producción. En caso de descender, provocaría el consumo y minimiza los incentivos de producción. De esta manera, los precios establecen los mecanismos con los que funciona el mercado.
Ahora bien, analicemos con profundidad las interrogantes que plantea el mercado. Comencemos por el qué: este hace referencia a los bienes y servicios que se producirán. Lo determinará la cantidad de dinero que el consumidor esté dispuesto a dar por un bien o servicio. De igual forma, al final del día ese mismo dinero es el que recibirán los consumidores en calidad de trabajadores. Las empresas actúan, a su vez, motivadas por el deseo de maximizar las utilidades como los ingresos netos; es decir, la diferencia entre las ventas totales menos los costos totales. En el caso de que la empresa tenga fines de lucro abandonarán las áreas en las que pierden utilidades; es por ello que se inclinan a producir los bienes de elevada demanda con la esperanza de mayor utilidad.
Por otra parte, tenemos el cómo se producen las cosas. La respuesta viene determinada por la competencia entre los diferentes productores. La mejor forma que tienen estas personas de hacer frente a la competencia de precios, y de maximizar sus utilidades, es reduciendo al mínimo los costos. Para ello debe adoptar los métodos de producción más eficientes.
Por último tenemos el para quién se producen las cosas, quien las consume y en qué cantidad. La resolución a esta interrogante depende de la oferta y la demanda en los mercados de factores de producción. En estos mercados se determinan los salarios; los ingresos de la tierra; las tasas de interés y las utilidades (también denominadas precios de los factores).