Como si de un juego de sube y baja se tratara, algunas personas tienen la idea de que el mundo se rige por una economía suma cero. Una concepción que ha permanecido por muchos años. Distintas teoría están a favor de esta afirmación; mientras otras la desmienten en su totalidad.
Economía suma cero ¿una regla o la excepción?
Los políticos han proliferado la idea de que la economía suma cero es una realidad a la que se enfrentan; y con la que deben luchar. Es muy común hacer creer a las personas que si ellos ganan es porque alguien pierde; o si ellos están perdiendo alguien más se lleva el premio.
Simplificar la forma en que la economía funciona ha sido la manera de reducir los problemas mundiales a una fórmula de culpa externa. Alguien más es el causante de los inconvenientes financieros, si esa persona se erradica todo podría mejorar.
La fórmula de una economía suma cero ha sido perfecta para ciertos gobiernos; como el de Donald Trump. El mandatario culpa a los Tratados de Libre Comercio de generar el desempleo en Estados Unidos. Sus ideas han calado en el colectivo, quien ha aceptado sus afirmaciones simplistas sobre la economía mundial.
En un mundo donde los representantes del Estado buscan justificar las políticas que quieren implementar; vale la pena preguntarse qué se conoce, y se entiende, por economía suma cero.
¿Realmente funciona así la economía mundial?
Para entender el concepto, hay que tener en cuenta que se basa en la teoría de juegos suma cero. El cual consiste en que la ganancia de una persona es proporcional a la pérdida de la otra. Lo que quiere decir, que el cambio en neto, o los beneficios, son igual a cero.
En oposición a los juegos suma cero, están aquellos que son de ganar-ganar. En estos últimos, las dos partes llegan a un acuerdo en el que ambas se ven beneficiadas. Dentro del ámbito económico, los acuerdos comerciales entre dos naciones buscan una fórmula de ganar-ganar.
Sin embargo, hay países que asumen una posición de economía suma cero. Estas naciones solo ven posible sus ganancias si otro país se ve perjudicado. De este modo, se ven en la obligación de apropiarse de los recursos de otras naciones para triunfar.
Las constantes crisis económicas por las que ha pasado el mundo han contribuido a la permanencia de la teoría de la economía suma cero. Cuando se atraviesan periodos de crisis, los países necesitan salir de ellas aplicando políticas que quizás perjudiquen a otras naciones. Es ganar para ellos, pero perder para los otros.
El ciclo suma cero se perpetua después de una crisis, pues el país se concentra en asegurar su bienestar y rechaza la colaboración con otras naciones; si está puede tomar un poco más de ventaja. Por ello, Trump rechaza los Tratados de Libre Comercio; ya no se ve como un competidor con ventaja. Su país no está a la delantera y esto lo aterra.
Libre mercado
La economía no tiene porqué ser suma cero. La riqueza no es limitada, constantemente se puede crear, por medio del trabajo. El verdadero problema es cómo se distribuye. No hay que confundir recursos con beneficios; si bien es cierto que los recursos son finitos, la forma en que estos se aprovechan puede beneficiar a más personas. Además, hay que agregar que existen nuevas formas de generar riquezas.

En un mundo donde la economía suma cero abunda, no existe la cooperación entre naciones, aquellas solo velarán por mantener sus intereses a flote; sin dar su brazo a torcer por beneficios comunes. Aunque el gobierno ultra derechista de Trump ha demostrado que el nacionalismo y la economía suma cero cobran protagonismo. La colaboración entre naciones es posible si se rechaza el concepto de que la riqueza de un país se debe a la necesidad de perjudicar a otro.
Es difícil que una nación acceda a poner sus intereses de lado por un bien común. El libre mercado lanza la suerte de un país a las formas naturales como se mueve el mercado. Establecer normas de colaboración, para el libre comercio, es atentar contra los movimientos de la economía. El ciclo de la economía suma cero agudiza la crisis, aleja a las naciones y propone un mercado agresivo donde cada quien debe valerse por sí mismo.