El mundo está cambiando de forma acelerada. Es innegable la aparición de nuevas formas de mercado; consumo, empleo, incluso de maneras de vivir. Trabajos que hace años eran considerados un pasatiempo, hoy en día son los oficios y carreras más demandadas. Las ideas y la creatividad son los pilares fundamentales para desarrollar cualquier actividad en un mundo tan cambiante. Por ello ha estado en auge lo que se conoce como economía naranja, una forma de mercado independiente.
La fuerza de las ideas se transforma en economía naranja
El concepto de economía naranja no es algo reciente, está fuertemente ligado a lo que John Howkins denominó como economía creativa, en el 2001. Ambas ideas toman como base las actividades que tienen un valor establecido, debido a la propiedad intelectual.
Todo lo relacionado con el pensamiento, la creatividad y las ideas puede ser catalogado como economía naranja. La idea misma es un producto que puede ser comercializado y generar ingresos; no como una herramienta económica, más bien como su motor.
Este tipo de economía se basa en un grupo de actividades creativas, que dan como resultado bienes y servicios. El mercado le ha dado espacio nuevamente a la innovación como origen de las finanzas. El pensamiento, el talento y la creatividad son los líderes de este movimiento.
Talento humano, el mayor recurso
El carácter limitativo de los recursos se ha hecho notar en estos últimos años. La materia prima en la que se apoyan muchas economías podría agotarse; a la sociedad no le quedará nada más que cuencas vacías y minerales acabados.
La inevitable realidad es que los recursos se acaban, más temprano que tarde; y muchas economías son dependientes de ellos, en su ausencia el colapso será enorme. Sin embargo, la economía naranja propone que la dependencia se rompa; el talento humano es el recurso más valioso e inagotable que una nación tiene.
Para los negocios siempre ha sido necesario tener tino, saber acertar. Se debe pensar con cautela cuál será el siguiente paso para una marca o empresa. La creatividad en las personas involucradas en el mercado, ha estado presente desde siempre, pero no se había tomado en cuenta como un bien o servicio en sí. Era una herramienta para alcanzar un logro; nada más.
El mercado de las ideas
Aunque superficialmente el planteamiento parece tan sencillo que podría pecar de tonto; va más allá de tener una idea y convertirla en negocio. Es una nueva forma de economía que no necesita de recursos, de grandes estructuras o venir de un país desarrollado que aventaje a los empresarios.
Lo importante de la economía naranja, es concebir al hombre como fuente principal de producción para construir un sistema sólido e independiente en el país. y así, no necesitar de las grandes compañías o el financiamiento externo. El talento y las ganas de desarrollarlo son las dos primicias indispensables.
¿Pero no es trabajar con ideas lo que siempre se ha hecho? Sí, es cierto. Las ideas de grandes mentes han llevado a los avances tecnológicos, sociales, económicos y políticos que cambiaron al planeta. En la Segunda Revolución Industrial el protagonismo de las investigaciones; y la inversión monetaria a las ideas, consiguió crecimiento acelerado a la economía mundial.
El pensamiento innovador ha sido rentable desde entonces, cuando se apostó por el intelecto para hacer crecer al mundo comercial y financiero. En la actualidad, la economía naranja pide que esa apuesta se retome, pero esta vez no basado en los desarrollos en la explotación de recursos; los esfuerzos deben canalizarse al pensamiento como herramienta y motor de producción en sí mismo.
Que el ejemplo de los logros alcanzados en esta revolución no se pierdan de vista; para tener fe en que financiar ideas novedosas puede configurar el mercado.
La economía naranja propone que sean los individuos quienes moldeen el sistema a sus planteamientos y necesidades. No esperar entrar en grandes mercados, apunta a convertirse en uno.
América latina apunta a la economía naranja
El uso de la propiedad intelectual no es una novedad. En todas partes del mundo se compran y venden derechos de autor; y de ellos se genera un ingreso, en muchos casos, considerable. La economía de la creatividad se alza desde Latinoamérica para darle el lugar en el mundo que se merece en cuanto a innovación.
La combinación de cultura y conocimiento da las herramientas a los países latinoamericanos para alcanzar a los grandes mercados internacionales. No se trata de depender de los recursos naturales; tampoc,o de infraestructuras comerciales costosas, contra las que no se pude competir. Es darle el espacio a la creación sin dependencia desde una voz cultural; hacer del mercado un espacio donde las tradiciones y formas de vida sean trascendentes.
En pocas palabras, vender cultura por medio de innovación y emprendimiento. Tener la idea de que buena parte de América solo se dedica a la explotación de materia prima para ser vendida. En esta porción del mundo hay un gran potencial humano y cultural; que espera ser comercializado. A eso es a lo que la economía naranja apunta.
Cultura que construye mercados
A lo largo de los años distintas culturas se han vuelto íconos de la historia universal. Hollywood es el referente inmediato del cine clásico. Esto es una forma de explotar la cultura y volverla comercial. La globalización y las comunicaciones inmediatas han roto la brecha geográfica. Ahora, desde cualquier parte del mundo, se puede acceder a las tradiciones de otros países; lo que facilita el mercado.
Latinoamérica se ha abierto paso en plano internacional por su música. También es una forma de comercializar la cultura. por ejemplo, si escuchamos un cantante urbano, automáticamente nos remitimos a los países latinos. El talento humano y su creatividad deben lograr ese mismo alcance en campos diferentes como la arquitectura, la tecnología, la moda o el diseño.
Promover nuevas formas de introducirse en el mercado no es suficiente. Las reglas de este se deben replantear y adaptarse al talento de cada nación. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apuesta a la economía naranja como la nueva forma de generar riquezas. Tal es la apuesta que en el 2013 publica el libro: Economía Naranja: Innovaciones que no sabías que eran de América Latina y el Caribe.
Colombia se alza como promotor de la economía naranja. De hecho, Ivan Duque, el actual presidente del país; es uno de los autores del libro publicado por el BID. El mandatario ha propuesto esta forma de economía como uno de los pilares fundamentales para su gobierno.
La cultura, la creatividad y las ideas pueden ser convertidas directamente en riquezas para una nación. Los recursos naturales se terminan; las ideas perduran y las grandes naciones han demostrado que llevan la carrera en el mercado por su innovación, no solo tecnológica sino también cultural.
Vender con éxito la cultura de un país es darle valor a la tecnología, la medicina, la publicidad, el diseño o los medios audiovisuales que allí nacen. Desde su punto de vista se crea un mercado apto para el desarrollo de cada nación, que después se convierta en un modelo universal. Que sea el talento humano el constructor de la economía, que pide a gritos ser naranja.