La inversión de capitales extranjeros siempre es una meta a la que los mercados financieros de distintos países aspiran. Puede significar una forma intensiva para el crecimiento económico. Sin embargo, hay una tendencia que se ha incrementado con la globalización y es la utilización de capitales golondrina; una forma de inversión que genera muchos más inconvenientes que beneficios.
¿Qué son los capitales golondrina?
Como el ave que vuela por el mundo; los capitales golondrinas entran a un país para aprovechar los beneficios que encuentren y luego retirarse rápidamente. Con la globalización, y la creación de un mercado libre, esta práctica se ha hecho muy común. Así como los problemas que conlleva, quienes han crecido a la par, perjudicando de forma seria a distintos países.
Los capitales golondrina también son conocidos como capitales de corto plazo o especulativos. Este tipo de inversión extranjera busca la mejor oportunidad para retirarse del país sin haber hecho una contribución real a su sistema económico.
Las inversiones golondrina no suelen darse en la economía real, están enfocadas a la economía financiera, en la cual funcionan como una herramienta especulativa. Los mercados emergentes son el punto focal donde se dan los capitales golondrinas, allí encuentran oportunidades rápidas de crecimiento.
Atraídos por la riqueza: inversores y capital
Existen características específicas en los mercados que llaman a estas golondrinas a aterrizar. Algunas de estas son las altas tasas de interés, la estabilidad cambiaria, bajas tasas de interés en los mercados internacionales y una mayor rentabilidad en la bolsa de valores.
Los capitales especulativos, o golondrina, entran al mercado de un país por medio de bonos e inversiones, nunca constituyen una fuente de beneficios a largo plazo. Se centra en recoger ganancias y retirarse a la búsqueda de mejores oportunidades.
El objetivo principal para los capitales golondrina es conseguir beneficios monetarios de forma rápida; sin importar los efectos que puedan causar. Aunque la inversión extranjera suele ser un motivo de alegría; los capitales a corto plazo no fortalecen la estructura productiva de un país. Son los que más desventajas conllevan.
Se puede decir entonces que las ventajas de los capitales golondrinas son prácticamente inexistentes.
Capitales golondrina patrocinantes de la crisis
Las consecuencias que traen los capitales especulativos son variadas, en ocasiones, las crisis económicas son producto directo de la migración apresurada de inversiones golondrinas. Así sucedió en México, con el llamado efecto tequila en 1994.
Al existir constantes y excesivas entradas de capital a corto plazo, los países pueden experimentar reevaluaciones. Los niveles de las importaciones son más altos que de las exportaciones; ya que la producción nacional es más barata o rentable. También ocurren desequilibrios en la balanza comercial, crecimientos en la tasa de desempleo y volatilidad en la tasa de cambio.
Es muy complicado frenar, o solucionar, la aparición de capitales golondrinas. Su llegada está resguardada por un manto de felicidad ante la inversión extranjera directa. El aparente bienestar se esfuma si el mercado presenta un pequeño signo de malestar, pues los inversores se retiran al instante y el sistema financiero tiende a colapsar.
Unos excelentes ejemplos de capitales golondrinas es América Latina ya que tiene un largo historial de atraerlos: México, Argentina, Chile y Costa Rica; son algunos de los países que han experimentado los estragos producto de la masiva inversión extranjera a la economía financiera. Los esfuerzos por controlar los capitales a corto plazo han sido poco fructíferos.
Hacer dinero con más dinero se ha convertido en una práctica extendida. La ambición de generar beneficios al instante se transformó en un modelo de inversión muy común; al que muchos especialistas apuntan. Los capitales golondrina llegan en la bonanza y se van en momentos de crisis económicas, agudizándolas aún más.